CONCIENCIA ANGELICAL











LECCIÓN 31


Con el comienzo de la Nueva Era, ha llegado el tiempo de iniciar la colaboración entre los Ángeles y los hombres, a fin de erradicar de nuestro planeta esta época oscura de masacres, de odio, de consumismo desenfrenado, que es el resultado de un egoísmo sin límites, que a todos nos está afectando por igual.

En todo el Planeta, con modalidades diversas, según el diferente nivel de comprensión humana, los Ángeles hacen resonar en los planos de la conciencia, la delicada nota de su llamada. En el estruendo de las metrópolis, en el silencio de los templos, en las escuelas, en las oficinas, en cualquier lugar donde haya seres humanos, cada vez más personas entre ellos alcanzan a percibir la llamada de los hermanos alados.

Muchos captan el mensaje durante el sueño, cuando de cada ángulo de la Tierra millares de hombres y mujeres son reunidos en las “Aulas Nocturnas de Aprendizaje”, para ser instruidos ocultamente. Casi nadie, al despertar, recuerda lo que ha recibido en la noche, ésta es la regla. Con la mente libre de condicionamientos o recuerdos, cada uno puede trabajar en el Plano con sus propios medios, por pequeños o grandes que sean.

La selección en “Clases de Aprendizaje” se efectúa en todo el planeta entre hombres y mujeres de cualquier edad, desde niños a ancianos. No se tiene en cuenta ni el nivel de cultura ni la condición social, sobre todo se examina el aura de los individuos, eligiendo a los predispuestos para el servicio activo.

Desde lo alto nos observan y nos valoran, casi todos somos útiles para las inescrutables finalidades de los Maestros. A menudo, personajes imprevisibles, a los que ningún humano daría crédito, forman parte activa del Plan, junto con otros que, aparentemente, nos parecen más predispuestos. El metro de los Maestros no es ciertamente el de los hombres…

Para que los Ángeles puedan trabajar en nuestra dimensión y acelerar nuestro crecimiento evolutivo, no hacen falta muchas cosas; nuestros Hermanos Mayores no ponen condiciones taxativas. Su mundo es de alegría, serenidad y armonía, las mismas cosas que querrían instaurar en el nuestro.

Los requisitos fundamentales para colaborar los poseemos todos, pero uno particularmente facilitará el camino de ellos hacia nosotros: nuestra serena confianza en la existencia real de Ellos.

Para que esto se realice será necesario mucho tiempo; cuánto, depende de nosotros. No se buscan héroes sino seres humanos.

Es necesario crear un puente entre las dos dimensiones, y veremos que una vez iniciada la construcción por nuestra parte, súbitamente nos los encontramos de frente, sin tener que esperar a llegar a la mitad del trabajo.

Abrir nuestro corazón y la mente a los Ángeles no comporta gran dificultad. Es necesario que nos hagamos “inocentes como niños”, hacer puro nuestro corazón, que nuestros fines estén libres de segundas intenciones. Es una elección de vida, pero entre las más sencillas de realizar.

Los Ángeles en principio, no ponen condiciones particulares a su colaboración. Son espíritus puros, incapaces de pensamientos negativos, de finalidades ocultas y dañinas, y piden de nosotros la misma pureza y transparencia.

Quien decida trabajar con Ellos debe olvidarse de sí mismo, debe hacerse un limpio y desinteresado servidor de la humanidad. Quien se acerca a los ejércitos celestiales debe hacerse transparente como el cristal, debe ser un canal limpio por medio del cual la energía que viene de lo alto, pueda fluir libremente para ser vertida sobre el género humano que todavía duerme. Ningún pensamiento egoísta, ningún separatismo o segundas intenciones deben empañar corazón y mente de quién pretenda trabajar con Ellos.



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